jueves, 4 de febrero de 2010
¿Qué más se necesita para orar bien?
Fe. Recuerda san Agustín: "si la fe falta, la oración es imposible. Luego, cuando oremos, creamos y oremos para que no falte la fe. La fe produce la oración, y la oración produce a su vez la firmeza de la fe". (Catena Aurea).
Humildad. Háblale al Señor como los pobres y enfermos del Evangelio. No como el fariseo, sino como el publicano pecador, diciéndole: ¡Dios mío, ayúdame, que no sé rezar, que soy un pobre pecador"... y estarás empezando a rezar.
Confianza. Acude al Señor con la seguridad de que te oye, y que quizás está esperando que seas tenaz y constante en tu oración, como la “viuda inoportuna” de la que habla el Evangelio, que pedía y oraba sin desfallecer, para concederte lo que le pides, si es conveniente.
Sinceridad. Háblale al Señor como un hijo habla a su padre.
Valentía. Pregúntale, sin miedo: Dios mío, ¿Qué quieres de mí?
Generosidad: La oración generosa lleva a estar dispuesto a hacer la Voluntad de Dios.
Perseverancia. Conviene rezar un día y otro, sin desanimarse, sabiendo que Dios nos escucha siempre.
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VATICAN MUSEUMS 1/3Hace 12 años
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