Aqui en silencio adoratriz contemple a Dios

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Basilica San Pedro , Vaticano

Amigos que Dios trae a este rincon de la red.

viernes, 31 de diciembre de 2010

QUÉ ES LA ACEDIA


                De la acedia no se suele hablar actualmente. No se la enumera habitualmente en la lista de los pecados capitales. Difícilmente se encontrará su nombre fuera de algunos manuales y diccionarios de moral. Ni siquiera de todos.

 Muchos son los fieles, religiosos y catequistas incluidos, que nunca o rarísima vez oyeron nombrar la acedia y pocos sabrán ni podrán explicar en qué consista.

                Sin embargo la acedia existe y abunda por ahí, aunque pocos sepan cómo se llama. Se la puede encontrar en todas sus formas: tentación, pecado actual, hábito extendido como una epidemia, y hasta en forma de cultura con comportamientos y teorías propias que se trasmiten por imitación o desde sus cátedras, populares o académicas. Si bien se mira, puede describirse una verdadera y propia civilización  de la acedia por lo cual parece conveniente ocuparse de ella..
Definición y ejemplos bíblicos
Para dar una idea de lo que es la acedia expondremos primero sus definiciones y después daremos una serie de ejemplos bíblicos.
La acedia es propiamente una especie o una forma particular de la envidia O sea que es una especie de tristeza
                Santo Tomás de Aquino, la define como: "tristeza por el bien divino del que goza la caridad". O sea, envidia a Dios; tristeza envidiosa por los bienes espirituales, por las personas, funciones, signos, símbolos sagrados, sacramentos, efectos de gracia, dones y carismas....
Es, propiamente, el afecto demoníaco, del que nace el pecado demoníaco.
                El Catecismo de la Iglesia Católica (=CIC) la define así: "La acedia o pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino" (CIC 2094).
                El Catecismo de la Iglesia Católica (=CIC) ubica la acedia entre los pecados contra la Caridad: 1º) indiferencia, 2º) ingratitud, 3º) tibieza, 4º) acedia y 5º) odio a Dios. La acedia se manifiesta en forma de indiferencia, ingratitud y tibieza. Su culminación es el odio a Dios.
                La acedia es, pues, tristeza por un bien  y por lo tanto es una especie de envidia. )Qué la distingue de la envidia en general? Que mientras la envidia es tristeza por cualquier bien terreno y genérico de la creatura, la acedia es tristeza por el bien divino, ya sea en Dios mismo ya en sus creaturas. Es, en una palabra una envidia opuesta al objeto de las virtudes teologales y a los bienes propios de la virtud de religión, entre los cuales son los principales las Personas divinas y las personas humanas que están en comunión con ellas.
                La acedia es igualmente enfriamiento o entibiamiento del fervor de la caridad. Como se dice en el Apocalipsis: "tengo contra ti que has perdido tu amor de antes" (Apoc. 2,4); "puesto que no eres frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca" (Apoc. 3,16).

Acedia en las Sagradas Escrituras

                Las Sagradas Escrituras nos ofrecen una galería de retratos de la acedia en todas estas formas, que van desde la indiferencia, pasando por la tibieza, la ingratitud y la burla, hasta llegar al odio.
Nos dan también pistas para comprender la naturaleza de la acedia. Nos ayudan para reconocerla en sus formas históricas y actuales. Nos permiten comprender mejor su mecanismo espiritual. En los casos clínicos bíblicos se ve cuáles son las causas y los síntomas de la acedia.
1) La acedia de Judas se pone de manifiesto cuando critica a María como exagerada por haber derramado toda la libra de perfume de nardo puro sobre Jesús. Es propio de la acedia en esta forma, oponer razones aparentemente sensatas a las obras del amor, desprestigiándolas como excesivas o exageradas. “¡Qué desperdicio!” se oye decir cuando un joven o una joven quieren seguir la vocación sacerdotal o religiosa y derramar su vida como un gesto de amor. Ni está lejos del sentir de Judas el escándalo por las “riquezas del Vaticano”.
Las razones de Judas implican un menos-precio del amor a Jesús, y de las conductas de los que lo aman, y en el fondo de Jesús mismo, que se irá manifestando durante la Pasión: en la venta por treinta monedas, en las burlas de la soldadesca. La burla nace del menosprecio y siembra más menosprecio.
2)  La Acedia de Mikal, Esposa de David: se manifiesta como irritación y menosprecio viendo a David bailar delante del Arca de la Alianza en la fiesta de la Traslación. La danza de David era una manifestación del gozo de la caridad. La irritación de Mikal por la devoción de David es acedia. (2 Samuel 6, 14-23). Los que menosprecian a los romeros, peregrinos, promesantes y a cuantos expresan físicamente su alegría religiosa están tentados con esta forma de acedia.
3) La Acedia de los Hijos de Jeconías: El Arca de la Alianza fue devuelta por los filisteos a los israelitas, para librarse del azote de la peste. Se alegraron con el retorno del Arca los habitantes de Bet-Shémesh. Excepto una familia, que fue por eso duramente castigada. He aquí otro ejemplo de lo que es acedia: "ausencia de la debida alegría a causa de la presencia de Dios; indiferencia". (Ver 1 Samuel 6,13-21). Los hijos de Jeconías consideran que la irrupción de Dios en plena tarea de la cosecha, era, por lo menos inoportuna. La solicitud excesiva por las cosas de esta vida, es otra forma y raíz de la acedia, que impide alegrarse en la fiesta y el culto. Los que dicen no tener tiempo para el culto debido a las urgencias de la vida, adolecen de este tipo de acedia.
4) El Menosprecio de un Profeta: Los niños que se mofan del profeta Eliseo, gritándole "(Sube, calvo! (Sube, calvo!", burlándose de su tonsura religiosa, y que a consecuencia de una maldición del profeta, son destrozados por los osos, reflejan una ignorancia religiosa y un menosprecio recibido de sus mayores. (2 Reyes 2,23-24).
El relato quiere inculcar el respeto a los profetas, a un pueblo que, por acedia, se inclinaba a rechazarlos y aún a matarlos. En efecto, la persecución a los profetas, y en general a los justos, empieza con burlas pero tiende a terminar en sangre. Eliseo ve, en ese menosprecio, más que una inocentada infantil, la manifestación de un pecado social, nacional. La acedia tiene sus raíces infantiles, puesto que también desde niños hay en Israel piedad e impiedad, religión e irreligión, gozo de la caridad o acedia.
Nuestros catequistas chocan continuamente, aún en nuestros colegios católicos, con la indiferencia, el desinterés y hasta la burla y el menosprecio de sus alumnos por la doctrina de la fe. El fenómeno es semejante. Porque muy a menudo la indiferencia de los niños es un puro reflejo de la tibieza de sus mayores.
5) Esaú menosprecia la Primogenitura Esaú le vendió a su hermano Jacob la primogenitura por un plato de guiso. Es otro ejemplo clásico de acedia como menosprecio - y consiguiente postergación y pérdida - de los bienes espirituales, debido a la compulsión y a la urgencia de un apetito de la carne. La civilización de la acedia abunda en ejemplos de estas actitudes de acedia, como desprecio de la vida eterna debido a las urgencias de esta vida. (Génesis 25,29-34).
6) "Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no habéis llorado." (Lucas 7, 31-35). La actitud de acedia como un "no" a la fiesta, o sea un no a las alegrías de Dios y a su oferta de comunicarla y participarla, la ilustran las parábolas de Reino como un Banquete al que se niegan a acudir los invitados. (Mateo 22,1-14; ver también 8,11-12; Lucas 14,16-24). No es otra cosa lo que hace la civilización de la acedia rechazando la alegría del culto divino.
7) San Clemente romano explica el mal de acedia que padecen los corintios como un caso particular de la acedia que él considera como el drama propio de toda la historia de la salvación: "Ya veis, hermanos, cómo los celos y la acedia produjeron un fratricidio [Abel a manos de Caín]. A causa de la acedia, nuestro padre Jacob tuvo que huir de la presencia de su hermano Esaú. La acedia hizo que José fuera perseguido hasta punto de muerte y llegara hasta la esclavitud. La acedia obligó a Moisés a huir de la presencia de Faraón, rey de Egipto, al oír a uno de su misma tribu: ')Quién te ha constituido árbitro y juez entre nosotros? )Acaso quieres tú matarme a mí, como mataste ayer al egipcio?'. Por la acedia, Aarón y María hubieron de acampar fuera del campamento. La acedia hizo bajar vivos al Hades a Datán y Abirón, por haberse rebelado contra el siervo de Dios, Moisés. Por celos no sólo tuvo David que sufrir envidia de parte de los extranjeros, sino que fue perseguido por Saúl, rey de Israel" (San Clemente romano, A los Corintios 4,7-13).
Uno se pregunta si la enumeración de San Clemente no refleja la enseñanza de Jesús a los de Emaús, cuando les explicaba las Escrituras por el camino. Por acedia mataron a Jesús los príncipes del pueblo elegido, que era la aristocracia religiosa del mundo antiguo.
Las Sagradas Escrituras no sólo nos ofrecen ejemplos de acedia; nos enseñan que la acedia es el drama mismo que las recorre. Y el libro de la Sabiduría podrá afirmar que la acedia es el pecado fontal de todos los pecados de todos los tiempos: "Por acedia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen" (Sabiduría 2,24).
Al recuento de San Clemente romano agregaré solamente dos episodios de acedia que lo completan:
8) El menosprecio de la Tierra Prometida: "Despreciaron una Tierra envidiable" (Sal 105(106),24; Números Caps. 13-14 y Deuteronomio 1,19-46). El pueblo no se alegró con el bien de la Tierra Prometida, que le pintaban Caleb y Josué, los buenos exploradores, testigos fidedignos de la bondad de la tierra, fieles a la verdad. Prefirió creer al testimonio de los malos exploradores, testigos falsos.
A esta forma de acedia, corresponde, en la dispensación del Nuevo Testamento, el menosprecio de la vida eterna de la que Jesús es el explorador y testigo: “En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al decires cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre”. (Juan 3,11-13)
            9) La Acedia de Pedro ante la Cruz: Pedro se niega a recibir el testimonio de Jesús acerca del misterio de la cruz. Por eso se hace acreedor del nombre de Satanás, y en vez de piedra fundamental se convierte en piedra de escándalo (Mateo 16,18), no sólo para los más pequeños (Marcos 9,42), sino para Jesús mismo (Mateo 16,23).
Ya se ve la importancia que tiene el pecado de acedia en toda la Sagrada Escritura. Si se ignora lo que es la acedia no se puede entender la Escritura ni el drama de Jesús. La acedia es ceguera para el bien de Dios y confusión espiritual del mal por bien y del bien por mal. Es lo que muestran los dos ayes proféticos que siguen.
Dos Ayes Proféticos sobre la Acedia: nos enseñan que la acedia es apercepción y dispercepción del bien divino:
 1) Acedia como ceguera o a-percepción: "(Maldito el hombre que confía en el hombre, y hace de la carne su apoyo apartando del Señor su corazón! Es como el tamarisco en el desierto de Arabá y no verá el bien cuando venga" (Jeremías 17, 5-6).En cambio: "los rectos lo ven y se alegran" (Salmo 106,42) "En tu luz vemos la luz" (Salmo 35,10); "Ábreme Señor los ojos y contemplaré las maravillas de tu voluntad" (Salmo 118, 18); "Al que sigue el buen camino le haré ver la salvación de Dios" (Salmo 49,23)..
2) Acedia como dis-percepción: "(Ay, los que llaman al mal bien y al bien mal; los que dan la oscuridad por luz, y la luz por oscuridad; que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!" (Isaías 5,20-21). Entristecerse por el bien del que goza la caridad, como hace la acedia, es dar por mal ese bien, dar lo dulce por agrio o por amargo, dar la luz por tinieblas.

 P. Horacio Bojorge

3 comentarios:

  1. Gracias por este compartir que es muy rico y ayuda mil gracias yun FELIZ AÑO NUEVO que Dios le page todo

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  2. Lourdes con amor te deseo lo mejor para este año.
    CRISTO TE BENDIGA ABUNDANTEMENTE
    UN ABRAZO

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  3. GRACIAS FELIZ DIA DE REYES que Dios la bendiga gracias

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"No debáis nada a nadie, sólo sois deudores en el amor" (Rm 13,8)

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